lunes, 26 de enero de 2009

"NICARAGUA DE DUELO"(Articulo de la Nacion de Costa Rica)

Julio Rodríguez | envela@nacion.com


Mientras el mundo se regocijaba, el martes pasado, por la consagración política de Obama, líder nuevo, culto, inteligente y honorable, Arnoldo Alemán, su antítesis, confirmaba al mundo, desde Nicaragua, el régimen de la cleptocracia o gobierno de ladrones ( kléptein, en griego, significa robar).
Este régimen tricéfalo está compuesto por Arnoldo Alemán, por Daniel Ortega y por Rosario Murillo, compañera y cómplice de Daniel, violador este, a la vez, de su hijastra, la hija de Rosario, un marco ideal que hubiera hecho las delicias de Freud y la envidia de Al Capone, todo con la bendición petrolera de Hugo Chávez y el silencio sobrecogedor del cardenal Obando, presidente de la Comisión de Reconciliación Nacional, quien, en esta tragedia griega sin fin, mancilló su capelo cardenalicio. Rubén Darío, Juan Pablo II y César Augusto Sandino contemplan desconsolados, desde los parajes de la Luz y del Amor, el sacrilegio de la libertad y la dignidad, mientras los manes de los Somoza, en la acera de enfrente, ríen a carcajadas.
¡Ah, Nicaragua amada, que me acogiste por dos años, en medio de las casas solariegas de Granada, junto al lago inolvidable, y en la apacible y rústica Masaya! Recuerdo aquel paseo a la ciudad de León, el 21 de septiembre de 1956, cuando, de noche, frente a la Casa del Obrero se oyeron los disparos de la liberación y cayó abatido Rigoberto López Pérez, héroe nacional, y con él Tacho Somoza, el tirano. Al día siguiente, el miedo hizo causa común con el júbilo. Años después, en 1978, huyó Tachito de Managua y el júbilo, sin miedo, inundó Nicaragua. Había llegado la Revolución… Uno de los “comandantes” de aquella gesta, Daniel Ortega, pobre de solemnidad a la sazón, es hoy uno de los potentados capitalistas de Centroamérica y jefe de cuadrilla, con Alemán, otrora antisandinista, al calor de las musas de la poetisa Rosario. A la zaga vienen en tropel los cortesanos, envilecidos, revestidos de magistrados, jueces, diputados y miembros del Tribunal Electoral, rociados todos con petrodólares.
Absuelto Alemán, un día de estos, de sus innumerables delitos por un tribunal en subasta, la piñata o acto de repartición de Nicaragua ha continuado su marcha triunfal. Alemán anunció, el miércoles pasado, que “se enfrentará” a Rosario Murillo, la esposa del violador de su hija, en las próximas elecciones, mientras al líder opositor, Eduardo Montealegre, se le pondrán los grilletes carcelarios.
La comunidad internacional observa indiferente y somnolienta esta tragedia. La OEA prolonga su larga siesta. Nicaragua está sola y abandonada, como Jesús en el Huerto de los Olivos.